Parece que es ya una fantástica reincidencia que escriba la receta de los viernes los sábados. Evidentemente eso quiere decir que apesar del cansancio de los viernes, aún queda energía en este cuerpo de ya 31 años, y de energía va esta pequeña introducción a las viandas de hoy. De esa energía que genera el amor a la vida, el amor al amor y el amor a las personas que Pablo Milanés irradia desde una enclenque silla descolorida.
Ya comentaba con Miquel en la entrada de Konserthuset (no os daré ningún dato sobre él que lo presentaré la semana que viene), que el ir a un concierto siempre me ha parecido un poco fetichista y vouayorista. Entras en un salón, teatro, estadio de fútbol y sale un grupo de gente a un escenario para mostrar lo que han entrenado. Me trae recuerdos de cuando me tomaban los verbos en el colegio delante de todo el mundo. Yo me sentía incómodo puesto que sentía la tensión, los nervios de los compañeros, el miedo a fallar frente a 29 pares de ojos que te miran.
Me molestaba más, ser espectador de esta demostración de poder o fracaso, que cuando me tocaba a mi estar ahí delante. Algo parecido me pasa cuando voy a un concierto me da la impresión de estar mirando a un grupo que ensaya por una ventana sin ser visto. Sólo que aquí es mas jevy porque estás delande de ellos y al igual que Fernández Varela (el primo) quería acordarse del presente de subjuntivo del verbo padecer, también ellos saben que los vas a juzgar y quieren que les demuestres todo tu amor y reconocimiento. Al fin y al cabo lo que siempre queremos del otro homínido.
Igual que el primo, entró Pablo en el escenario y se sentó en su silla. Empezó a cantar, cantó, tocó la guitarra y a cada nota me iba tranquilizando más y más hasta caer en un estado de serenidad y armonía. Claro, la diferencia entre los verbos y esta situación es que Pablo da amor y se muestra con una humildad y complicidad que parece que estás invitado al salón de su casa una tarde de primavera. Te compra, te vendes, te unes y no quieres que se acabe porque aunque reconozco que la mayoría de los conciertos me aburren, este no me aburre, me encanta. En el sentido literal de la palabra. Como podéis suponer me desperté esta mañana para poner su música y seguir recordando ese momento.
La mayoría de los músicos se entregan al público con sus saltos, gritos, miradas, gestos. Pablo se entrega a su público invitándole a que compartan lo que mejor sabe hacer, reflexionar sobre el amor, difundirlo y cantarlo. Ojo, que también me gusta el último disco de Prodigy y otros grupos que mucha gente encarcelaría.
Pero este loco que hasta la prefiere compartida sabe de lo que habla y casi podría decir que ayer en este teatro tocó sin público. En las butacas no había nadie porque todos nos subimos al escenario con él.
P.D. padezca, padezcas, padezca, padezcamos, padezcáis, padezcan
Solomillo de cerdo con salsa de aceitunas
Solomillo de cerdo
20 aceitunas rellenas con ajo
3cl de crème fraiche
1 vaso de arroz
un dado de caldo de verdura (ya, ya sé que tengo que comprar los otros pero esque quedan casi dos paquetes enteros)
1 ajo
Lechuga
tomate
cebolla
Sal y pimienta
Se invita a cenar a Miquel. Se entretiene a los niños con una película y se filetea el solomillo en trozos de 2 centímetros de grosor. Miquel se encarga del solomillo y del dry martini y yo preparo las vieiras a la gallega (ya os daré la receta). Se pone el ajo en una pota para hacer el arroz.
Se fíe el solomillo salpimentado y cuando esté doradito se añaden las aceitunas cortadas en lámitas no muy finas. Añadimos el crème fraiche y el caldito de verdura (cada vez quedan menos) y lo dejamos a fuego lento otros 5 minutos.
Preparamos una ensaladita para acompañar y listo (no voy decir Calisto porque es muy barato).Estamos ben mantidiños para ir ó concerto de Pablo!
Bicos!
Opai:
ResponderEliminarEsas cosas de la vida. Tú un día con Pablo en Estocolmo y a la semana siguiente lo recibimos en Narón, "ciudad de ¡va ciclones!" y le hacemos pasar más frío del que se pudo imaginar de vuelta en el "sur" después de una gira por la nordia. Me decía Lázaro, la mano derecha de Pablo durante los últimos 20 años, cubano de pro, mientras me enseñaba las fotos de su estadía en Estocolmo antes del concierto, "Chico, yo me decía en estocolmo, pero que hago yo aqui, con la nieve por la rodilla, pero que yo soy de La Habana. Eso sí que bien montadito lo tienen todo, y que pueblo más amable y más educado. Eso sí dentro del teatro donde actuamos no pasamos ni la mitad de frío que aqui". ¡Que vergüenza! Narón está echando por la borda 30 años de buen hacer en la cultura en 3 meses de perder el norte por culpa de la ambición, o porque aun somos unos aldeanitos que no sabemos resolver cuando se ponen las cosas complicadas, en cualquier caso es una pena.
Me alegro de que pudieras disfrutar de Pablo en Estocolmo y no en Narón, y si no lee el artículo del país y compara con el concierto que tu viviste en la fría nordia.
http://www.elpais.com/articulo/Galicia/Frio/estreno/Pablo/Milanes/nuevo/teatro/Naron/elpepiautgal/20090307elpgal_14/Tes
Triste Meu, muy triste. Cuando este elefante de la canción entró en el escenario como pudo y avanzó hacia la silla sólo daban ganas de darle una taza de chocolate caliente y una mantita. Si tratamos así a un hombre como este me da que pensar como se tratará a un Naronés de a pie cuando las cosas vienen mal.
ResponderEliminarGalicia, gran carajo de sal!