
De vuelta en la civilización. Tras un fin de semana en un pueblecito llamado Rickebo con Love (acordaros Lube, mi colega) su hijo Måns y Albin estoy otra vez en Estocolmo. Desde el viernes hasta hoy a las 16h todo ha sido una aventura. Constantemente le dije a los niños "cuando uno está con los papás, cualquier cosa puede pasar", y así fue.
Cuando uno va a Rickebo tiene que mentalizarse para la situación. No hay casas cercas, ubicada en el medio del bosque, con un río que pasa por el terreno y rodeado de árboles. Zorros, osos, lobos, alces, en fin, lo que se entiende por en el medio del monte. En la casa no hay agua, electricidad ni cuarto de baño. Lo cual parecen tres cosas básicas, y ojo que no soy un hombre del bosque, a mi también me parecen elementos básicos para la vida pero el ansia de superar las dificultades hace que Rickebo sea el lugar ideal para ponerse a prueba.
Nada más llegar, a las 23:30, nos topamos en la entrada del camino hacia la casa con 60cm de nieve. Por mucho que el nuevo Honda CVR de Love parezca un Range Rover, no lo es, si lo ves por Estocolmo dirías, "ahí va un pijito de ciudad con un 4por4 jodiendo el medio ambiente por el caprichito del niño"; si lo ves frente a una buena capa de nieve dirías "ahí va el burro ignorante de Estocolmo con su 4por4 de juguete a intentar meterse en el bosque de verdad"; si lo ves desde fuera, intentando subir la montaña de nieve dirías "ahí va, Love, en su coche nuevo a quedarse atrapado en la nieve en un coche el cual yo tendré que desenterrar a estas horas y con los niños que dormían placidamente, ya despiertos y espídicos". Y desgraciadamente esta última fue la más acercada a la realidad. Lo triste fue que no sólo había mucha nieve en la entrada del camino sino en todo el bosque el cual tuve que cruzar con vaqueros para llegar a la casa y coger 2 palas para desenterrar el cochecito.
Por supuesto, Love se había dejado la llave del gas abierta así que la bombona tampoco nos ayudaría para cocinar. Leña hermanos, aunque no mucha porque Love no había comprado y la del invierno anterior ya se terminó.
En fin, para no rallaros más. Un fantástico fin de semana, casi 20 grados sobre cero durante el día, una excursión al bosque para encender un fuego en la nieve y comer con los niños. Dormimos con sacos de dormir y vestidos con la ropa que teníamos y para los niños todo una aventura.
No lo dudéis, lo repetiré.
Besitos
Freixós del bosque
Una cocina como la de la foto
3 huevos
3 dl de harina
6 dl de leche
Mantequilla
un pellizco de sal
Un palo tallado como si fuera una espátula para darle la vuelta.
Cerveza, 7 grados, Norland Dinamyte
Se enciende la cocina, no con un mechero, con un pedernal (la barrita de hierro a la que frotando un trozo de metal salen chispas).
Se mezclan todos los ingredientes, menos la cerveza que se bebe previamente para mezclarse posteriormente.
Se pone una sartén o cazo de campaña al fuego con un buen trozo de mantequilla antes de hacer cada freixó. Se le da la vuelta con la espátula tras un minuto por cada lado y listo.
Hasta mañana!
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